Han transcurrido casi cuatro décadas desde la ocasión en que don José Alberto Healy me citó para un cambio de impresiones, según lo dijo, ante una taza de café en lo que fue el restaurante del Hotel Internacional.
“Tú sabes –expresó- que hemos venido presentando la carrera de El Imparcial. Ciertamente ha tenido éxito. Pero yo tengo la idea de realizar una competencia que atraiga a más gente, que interese a familias enteras, que se comente desde antes de que comience, que sea esperada por chicos y grandes, y que se siga hablando de la misma aun después de terminada. El beisbol me gusta para que sea nuestro torneo anual. Y que sea una competencia de niños. Para ellos y para sus familias. Ya te propuse como maestro de ceremonias. Espero que aceptes.”
Desde luego que acepté en el acto. Y ya llevo ¡37 años siéndolo ininterrumpidamente!, auténtico timbre de orgullo en mi trayectoria profesional.
Aquel atinado propósito del señor Healy cristalizó en un rotundo éxito desde la primera edición de la competencia. Hermosillo le otorgaba su total aprobación. Se terminaba la década de los años setenta.
El estadio “Héctor Espino”, el “Carlitos Rendón” y el “Fernando M. Ortiz” fueron los campos que dieron vida a las dinámicas competencias infantiles que para el público local eran toda una novedad, sobre todo ante el atractivo ingrediente que significaba la presencia de las novenas procedentes de países del área del Caribe, de la región centroamericana, del Cono Sur y de los Estados Unidos.
Por aquellos años la afición se frotaba las manos ante la expectativa de ver en acción a los peloteritos de Cuba, de la República Dominicana, de Puerto Rico, de Panamá y de Venezuela, naciones de amplia tradición beisbolera. Los primeros seleccionados que envió Estados Unidos no traían el nivel de juego que exhibían los demás países. Los norteamericanos acudían al campeonato con la idea de que se trataba más bien de un pasatiempo familiar. Por el contrario, en México ya se cultivaba un beisbol infantil de magnífico nivel, principalmente en los estados de las regiones norte y noroeste. Veracruz y el Distrito Federal regularmente han hecho presencia con un juego de estupenda factura.
Hoy en día, cuando esta casa editorial cuenta ya con eficientes instalaciones propias, el torneo de referencia se desarrolla cada año en la unidad deportiva erigida en honor de don José Alberto quien fue el motor y la chispa de esta idea luminosa: tener en Hermosillo una competencia beisbolera internacional cuyos protagonistas fueran niños.
Un generoso regalo para quienes dan rienda suelta a su gusto por la pelota practicada con la frescura de la infancia: el Campeonato de Beisbol Infantil de las Américas El Imparcial.
Sr. Manuel Torres Rivera
Maestro de Ceremonias